Carnavales de antaño en Beni. Dos caras de una misma festividad

El carnaval en Trinidad es celebrado con la alegría característica de los pueblos moxeños, desde tiempos remotos se puede disfrutar de la entrada de las comparsas, con lugareños disfrazados con motivos nativos y criollos, siempre evocando la naturaleza del llano. También es costumbre jugar con agua, harina coloreada con tintas, serpentinas, papel picado y talco perfumado.

El carnaval urbano del Beni es festivo, con comparsas coloridas, disfraces de diferentes estilos y música alegre, donde predominan las tonadas cariocas. Es conocido como Carayana o Carnaval blanco, que también tiene sus precarnavaleras, la elección de la reina del carnaval y juegos tradicionales de la época.

Además, continuando con las costumbres heredadas por sus antepasados, los pobladores de Trinidad también festejan su Carnavalito, con la tradicional “Quema del Muñeco”.

Asimismo, para cerrar los días de fiesta, los trinitarios recorren sus calles con música alegre y bailes, con la participación tradicional de numerosas bandas de las comparsas o de la denominadas “bombillas”, las cuales son agrupaciones que tocan flautas artesanales en lugar de trompetas, interpretando ritmos del oriente boliviano, como el taquirari o la polca.

En cambio, el carnaval indígena se caracteriza por ser una fiesta más bien religiosa, de preparación para la Cuaresma. En este sentido, las comparsas son reemplazadas por los cabildeos indígenas, que son reuniones de reflexión acompañadas por música ceremonial y tristes tonadas.

Sin embargo, la diferencia la hacen los pobladores de Isiboro Sécure, lugar donde se lleva a cabo el rito de “Los embarrados”, donde mayormente participan jóvenes que se embadurnan con el barro de las orillas del río; y una vez embarrados visitan el templo del pueblo para hacer una reverencia, aunque lo hacen desde afuera para no profanar el sagrado santuario. El barro cumple el mismo fin de la máscara, el cambiar de roles por el Carnaval.  

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