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Los Ángeles y la Navidad

Por: Fernando Candiotto

Los ángeles representan la naturaleza emocional de la Divinidad. Ellos encarnan, por así decirlo, los sentimientos de Dios. Y a diferencia de los seres humanos, que desenvolvemos varias cualidades al mismo tiempo, los ángeles usualmente se concentran en el desarrollo y expansión de una sola virtud. Por ejemplo, un ángel de protección absorbe esa cualidad en el corazón mismo de la Deidad, hasta donde sus capacidades lo permiten, y cuando un humano invoca, por medio de la oración, por su seguridad, el ángel responde dirigiéndose hacia el individuo e irradiando la virtud de la protección. Aunque no pueda ver al ser de luz, la persona percibe en sus sentimientos cómo desaparecen gradualmente el temor y el pánico que lo dominaban.

Los cuerpos de los ángeles están compuestos de Luz, sentimientos divinos y pensamientos puros, pero especialmente de sentimientos. Por lo tanto, la forma más sencilla de atraerlos es vivir como ellos, manteniendo una conciencia emocional y mentalmente positiva. Ellos son naturalmente atraídos por cualquier persona que tenga buenos sentimientos. Los ángeles también son sensibles a las imágenes que los representan, a los colores del arco iris, a la música armoniosa, a las flores y a los aromas agradables. Podemos magnetizar sus presencias en nuestros hogares o sitios de trabajo, incorporando todos estos elementos. Pero recordemos que, lo más importante para vivir de la mano con los ángeles es mantener nuestra armonía emocional.

Durante la época de la Navidad, la hueste angélica está especialmente activa. Los ángeles estuvieron presentes desde un principio en el nacimiento de Jesús. Recordemos al Arcángel Gabriel, quien le anunciará a María que había concebido al Mesías. Los ángeles proclamaron entre los pastores de Belén, el Nacimiento del Cristo. Y fue también Gabriel, quien en sueños alertó a José de la persecución de Herodes, para que huyera con su esposa e hijo. Legiones de ángeles fueron atraídos en ese tiempo en el inmenso poder del Amor del Cristo, y durante toda su vida Jesús estuvo rodeado por la presencia del Reino Angélico. Aún después de su Ascensión, cuando cada año celebramos su Nacimiento, estos ángeles son atraídos a la atmósfera del planeta por millones de personas que ponen su atención en Jesús, María y José, y mensajeros de Dios resucitan en los corazones de los fieles, el sentimiento de Amor, Alegría y Paz que hace más de 2000 años inundara a quienes fueran los actores de todo este drama divino. Esta radiación angélica, que puede ser percibida hasta por las almas menos sensibles alrededor de la Nochebuena, se convierte en un alimento espiritual para todo el año que está a punto de comenzar, que no deberíamos desaprovechar.

Los adornos navideños atraen a los Ángeles de la Navidad, al igual que aromas agradables como el pino y la mandarina. Los nobles sentimientos que nos impulsan a dar regalos, compartir con nuestros seres queridos, son un magneto infalible para contar con sus presencias. No peleemos ni discutamos con nadie. Perdonemos a todo aquel que nos haya hecho daño, diciéndole: “Te doy mi amor y mi perdón para bendecirte y que prosperes”. Los villancicos, aguinaldos y la música armoniosa, en general, también atraen a los Ángeles de la Navidad. Especialmente un villancico tradicional que se canta en Europa desde la Edad Media, llamado “Les Anges Dans nos Campagnes”, que aparece grabado en numerosos discos navideños.

Aplicar este conocimiento que hemos compartido acerca de los modos de conectarnos con el Reino Angélico permite que los ángeles derramen sobre nosotros mayores bendiciones. Utilízalo, especialmente a partir del cuarto jueves de Noviembre, Día de Acción de Gracias, cuando comienzan las Siete Semanas de la Navidad. Haz diariamente esta afirmación: “Amados Ángeles de la Navidad, bendigan con su amor, prosperidad y alegría, mi vida y de toda la humanidad. Gracias Padre porque así es”. Feliz Navidad.

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